En su rincón de Palermo, Chicco Ruiz se resguarda del frío en un cálido Jardín de invierno. Aprovechando la luz solar y el espacio, recrea un patio interior donde conviven plantas dispuestas sobre la pared, haciendo eco en el espejo opuesto, entremezclando zapatos, hormas intervenidas, muebles reciclados y pajareras. "Tener un jardín , aunque sea ficticio, era como una necesidad. Quería darle ese contexto al lugar donde trabajo, y a la arquitecta Iris Cantante se le ocurrió hacer este jardín vertical", cuenta Lourdes, de cuya imaginación nacen los zapatos de esta flamante boutique. Desde su tienda atelier de Thames 1780, la diseñadora de zapatos convocó a 30 artistas para que intervinieran hormas de madera. Como resultado, objetos de arte, que hoy constituyen la muestra. Cada horma cuesta cien dólares, y estará expuesta hasta su venta. Lo recaudado será donado a Cimientos, una fundación para la igualdad de oportunidades educativas. "La idea es seguir, generar un lugar donde también se pueda exponer". Y es que Chicco Ruiz tiene bastante de esto, del objeto único, particular y limitado, cuyo proceso es sumamente cuidado. No es diseño puro de zapatos, es la confección de un todo.
Pasó, pasa, pasará. La Nación Moda
9.7.09
Jardín de invierno
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